lunes, 16 de marzo de 2009

UN CUENTO, ES UN CUENTO...

¿Por qué nunca sucede nada raro en esta ciudad?

Érase una vez en una gran urbe, en donde una joven niña, de algunos 22 o 23 años (es que en este lugar la niñez se prolonga hasta extremos jamás vistos) que se acostó una noche con una grave pregunta: “¿Por qué nunca sucede algo raro en esta ciudad?”, la question no la dejo dormir en toda la noche, pasó la madrugada entera tratando de encontrar algo que le haya llamado la atención en las últimas semanas pero no encontró nada. Por la mañana se lavantó y se sentó junto a sus padres para desayunar. La madre sirve un café con leche al marido y a su hija, el marido mira el contenido de la taza y replica: “¿café con leche color verde?”, su mujer asiente y el hombre declara que no va a probar esa “cosa”. La niña, sin reparar en lo que el padre está diciendo, toma su desayuno, sus padres la miran extrañados y le preguntan si no le molesta que su desayuno sea color verde, ella se encoge de hombros y lo termina.Al salir de la casa ve de nuevo pasar por sus ojos la rutina de la gran ciudad: el cielo contaminado por la polución emanada de las fábricas de globos (principal empresa exportadora de la ciudad) seguía rojo,los tranvías de propulsión atómica seguían su camino desde las barracas de níquel hasta la torre Carlos S. Mendez (el hombre mas respetado de la ciudad), los vendedores de pasta base continuaban con sus promociones de dos por uno, los comediantes eran perseguidos por los grupos anti-risa que había propuesto el gobierno del señor Pontacuarto, e incluso los cuervos de siempre rondaban en bandadas sobre la catedral del Sagrado Corazón. Todo era igual, todo estaba como debía. La niña se dirigió a su trabajo por calle Cámpora, doblo en la avenida Videla para luego tomar por el paseo Galtieri, así podría ver los nuevos libros de las estanterías de los locales permitidos para la venta de lectura.La niña ya no miraba a su alrededor, ya nada la sorprendía, pero al llegar a la esquina de calle Leonardi vio que un amontonamiento de gente estaba reunida bajo el enorme monitor que el señor Mendez había donado, monitor encargado de soltar las noticias de último momento. La niña se acerca y ve gente que se desmaya, unos lloran, otros ríen y algunos comienzan a golpearse entre si. Ella seguía sin escuchar al hombre encargado del reporte especial, se hace paso entre la gente y presta atención:“Repetimos, un grupo anti-risa ha encontrado un aguantadero en donde se encontraban un grupo de rebeldes auto-denominados “pensadores libres” que tenían en su poder propaganda anti republicana, en donde promulgaban el derecho al voto, la apertura de algo llamado “escuelas” y el desarme mundial. Entre las pertenencias de los rebeldes se encontraban libros prohibidos de autores como Maria Elena Walsh, Ray Bradbury e incluso un ejemplar de la Biblia. A pesar de la pacifica represión que impuso el grupo anti-risa los terroristas soltaron flores contra nuestro amado escuadrón. Sin embargo el grupo fue apresado y, como es la rutina en estos casos, el lugar fue incendiado junto con las pertenencias... Repetimos, un grupo...”La niña se encogió de hombros y siguió su camino diciendo: “¿Es que nunca va a suceder algo raro en esta ciudad?”

Por ROMEO FALCIONI